Una de ellas es la iglesia de San Pedro y San Pablo. Construida en 1856, ahora el gobierno local y el Instituto Nacional de Antropología e Historia debe determinar si es posible remodelarla o si es pérdida total.
Al respecto, el párroco Víctor Manuel Chávez Ayala, alcalde del municipio, ve la reparación de esta y otras iglesias como algo difícil de realizar.
“Como son bienes de la nación necesitamos que nos determine (el INAH)qué va a proceder; es decir, si son pérdida total y si se les quita del catálogo de bienes de la nación; o bien, si hay que remodelar, aunque lo dudo mucho, remodelar no lo veo viable”, comentó.
Chávez Ayala, sacerdote del municipio de Ecatzingo, contó que afortunadamente el día del sismo la iglesia se encontraba cerrada, pues las cúpulas de la iglesia se desplomaron, destruyendo muchas de las bancas de madera, mientras que las imágenes de la iglesia están a punto de caer.
“La gran ventaja es que los días martes el templo parroquial está cerrado. Como tenemos el mercado de Ozumba, mucha gente baja ese día hacer sus ventas y por eso ese día cerramos el templo para descanso del personal”, explicó el párroco.
Mientras tanto, el mayordomo de la iglesia contó que a pesar del peligro que representa el edificio, decidieron entrar en el recinto para rescatar todo lo que fuera posible, principalmente cuadros y algunas de las bancas que escaparon medianamente indemnes.
“Se hizo resguardo de las imágenes, ésas y las pocas bancas que quedaron buenas las guardamos. Ya está todo vacío y ya las otras bancas ya las pasaron al lado de lo que es nuestro claustro”, indicó.
De acuerdo con los últimos informes, la mitad de las iglesias dañadas se encuentran en el Estado de México y el resto en el Valle de Chalco. El 10 por ciento de los templos es considerado pérdida total.
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